1. Disparidad de criterios entre los padres en cuanto a la línea educativa a seguir, de forma que confundimos a los hijos, los cuales no sabrán a que atenerse.
2. Autoritarismo por parte de uno de los progenitores, frente al hiperproteccionismo del otro.
3. Constantes disputas, insultos, descalificaciones y desavenencias familiares.
4. Mostrarse a menudo excesivamente perfeccionistas, severos, rígidos y exigentes.
5. Estar casi exclusivamente atentos a los descuidos o equívocos del hijo para reprenderle o ridiculizarle, sin apenas fijarse en las cosas buenas y dignas de alabanza o en sus cualidades.
6. Ser padres inconscientes, débiles, superprotectores y excesivamente permisivos.
7. No aparecer nunca por el colegio, ni hablar con los profesores o interesarse por los resultados escolares, salvo cuando vienen las calificaciones finales.
8. Descuido, indiferencia y pasotismo por las tareas y los trabajos que han de realizar en casa, dándoles a entender que no nos importan para nada ni como personas ni como estudiantes.
9. Pedir los cuadernos de trabajo con afán fiscalizador o caprichosamente o exigir al Boletín de Notas con expectación amenazadora (o después de una represión por otros motivos).
10. Cerrarse en banda y no aceptar explicaciones, o bien culpar a terceras personas para ajusticiar el bajo rendimiento del hijo.
11. Imponer castigos arbitrarios, métodos de trabajo o ejercicios sin unos objetivos perfectamente medidos (sin saber la causa del fracaso y sin seleccionar los medios idóneos para subsanar las deficiencias).
12. Mostrar desagrado antes sus frecuentes interrupciones e insistencias, o ante sus demandas de ayuda.
13. Eludir las respuestas comprometidas.
14. Prohibir o criticar sin atender a razones.
15. Oponerse por superprotección, a que el hijo encuentre sus propios caminos, ya que los hijos jugaran el despego y chantaje con ellos.
16. Impedir cualquier implicación familiar en las actividades y vida social de los hijos.
17. Subrayar la dependencia económica como medio de sometimiento. Ser demasiado generosos o limitativos. Comprar con regalos o dinero las buenas calificaciones.
18. Menospreciar los puntos de vista del hijo, con consideraciones como éstas: “A tu edad, yo ……”, “Cuando tengas mi edad …..”, etc.
19. Hacer hijos a la “propia carta”, queriendo que sean como nosotros queremos que sean –a nuestra imagen y semejanza -, sin dejarles opción a crecer en autonomía.
20. Optar más por la corrección y represión continuas, a privilegiar la prevención, la información y la comprensión.